El mundo está en crisis. ¡Vaya por Dios!
De repente, como un terremoto inesperado, como un volcán que repentinamente hace irrupción, nos aflora, un día cualquiera, una crisis. Es como un tsunami absolutamente imprevisto que emerge de las profundidades para arrasar con todo, especialmente con aquel “todo” de los que menos tienen.
Hasta los políticos se sorprenden de que aparezca un día un estado de crisis colectiva, mundial. Hablan de la crisis como si hablaran de un accidente, como si hablaran de un tigre que ha aparecido de repente en nuestras calles y que es muy difícil de abatir. Hablan de la crisis como algo sorpresivo que brota absolutamente de la nada y contra el que todos hemos de luchar, unidos si puede ser. Es aquél enemigo que nos une a todos. Y aparece la demagogia por todos lados. Y hay manifestaciones, reclamaciones, aumento de las necesidades de las personas y familias, y traumas, y dramas, y lloros, y acusaciones. Hay gente que lo pasa mal. Siempre son los mismos los que la padecen con más intensidad.
Se habla de la crisis como si fuera un malvado extraterrestre que surge de la nada para comérselo todo. Le podríamos poner un nombre al enemigo, don Crison, por ejemplo. Así localizaríamos mejor quién es nuestro adversario.
Estas crisis hacen disminuir las ayudas a los que la necesitan, hacen aumentar el paro, disminuyen los recursos disponibles especialmente a los que más los requieren.
Pobre mundo, pobres terrícolas, de repente ha asomado, sin justificación y por sorpresa Don Crisón para aguarnos la fiesta. También con meditación y alevosía. El diablo ha llegado y nadie sabe como ha sido. ¡Todos contra la crisis!
Pues no es así, señores.
Quién siembra vientos recoge tempestades, dicen.
La crisis no aparece porqué sí. Aparece única y específicamente por la ineptitud de los políticos. Estoy hablando de todos los políticos, de todos los países. A países más potentes, más responsabilidades. Hablamos de Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Canadá, Francia, Reino Unido, India, Italia, España (octava potencia mundial), Indonesia, Brasil, Egipto, …
Hablamos de todos y cada uno de los presidentes, primeros ministros, de estos países, ministros de economía y de otros ministerios, etc. etc. Hablamos del Banco Mundial, de la comunidad Económica europea, del Fondo monetario, de la ONU, hablamos de todos ellos.
Recapitulemos. La organización mundial esta basada en un hecho: elegimos a unos representantes para que nos gobiernen. Para ello les damos todas la herramientas necesarias para poder llevar a cabo su trabajo (impuestos, policía, capacidad legislativa, ejecutiva, sus remuneraciones, les pagamos sus viajes, etc., etc., etc.).
¿Y ellos que deben hacer con todo esto?
Deben trabajar para nosotros, deben legislar para que los diferentes pueblos del planeta progresen, deben repartir mejor la riqueza, deben conseguir que haya cada vez más un nivel de justicia superior, deben controlar que no haya abusos, deben regular las instituciones, deben reglamentar funcionamientos, deben fomentar la libertad de las personas, deben evitar la escasez de alimentos, deben pensar que el planeta no es un herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos, deben aumentar las cosechas para que haya alimentos para todos, deben, deben.
Pues no lo hacen. Al menos en la parte más importante.
Lo hacen tan mal que no controlan, no regulan, no reglamentan, no fomentan, no hacen nada.
Regulan tan mal, en este caso la economía, que así estamos!! Son los responsables de los booms inmobiliarios, de los fraudes en los fondos de inversión, en las bolsas, de los aumentos ficticios de las cotizaciones. Como no saben hacer su trabajo, los de siempre se enriquecen creando burbujas falsas, ficticias. Su ineficiencia permite la creación de castillos de arena o castillos de naipes que no tienen nada dentro, donde todo es artificial y artificioso. Donde hay burbujas por todas partes: inmobiliarias, en las cotizaciones de bolsa, en los precios, en la fiabilidad del sistema bancario, en la seguridad de las pensiones que hemos pagado, etc. hay fraudes por todos lados.
Sé que es imposible controlarlo todo, pero parece mentira que no controlen casi nada.
Estamos pagando unos sueldos a personas que no realizan el trabajo encomendado por sus electores.
Todos sabemos que el ser humano es egoísta, que piensa en sí mismo. Por eso les elegimos, para que gobiernen de una manera que eviten los abusos.
En una empresa privada serían despedidos ipso facto por ineptos, por irresponsables, por vividores, por estafadores.
Seguramente dedican su tiempo a mimar a los poderes fácticos, a aceptar estrategias que les perpetúen en el poder, a pelearse entre ellos, a hacer alianzas que les beneficien, a tomar decisiones para vender imagen pública,…
Esta crisis, no nos engañemos, ha estado originada, fomentada, aceptada y provocada por una serie de gobernantes que no han sido capaces de hacer su trabajo. Si se pasan todo el tiempo haciendo política de letras minúsculas no les queda tiempo para hacer lo que deben hacer.
Otra parte indecente es cuando en sus declaraciones parece que la crisis sea un problema caído repentina y sorpresivamente de los cielos.
Pero, si sois vosotros los responsables!!
Y mientras tanto, los de siempre se han forrado.
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Este blog quiere evolucionar hacia un foro donde todo aquél interesado pueda comentar y criticar los escritos publicados y proponer los temas de debate que considere oportunos. La vocación final de este blog es, por tanto, llegar ser una plataforma abierta de ideas, enfoques y opiniones que nos ayude en la búsqueda de esa armonía holística necesaria entre espíritu, mente, corazón y emociones. Animaos y escribid. ...pura vida! ... mucha luz!
lunes, 20 de abril de 2009
martes, 3 de febrero de 2009
Quiero que ser tu amigo !!!
"No se puede encontrar la paz evadiendo la vida" Virginia Wolf
"Hemos de ser amigos de nuestros compañeros de viaje" Yo
Tú que nos adoras. Siempre nos esperas, muchas veces por sorpresa, en cualquier recoveco del camino y siempre al final. No perdonas ni absuelves a nadie y eso te hace justa e injusta a la vez. Has conseguido que te temamos tanto que en nuestras conversaciones rara vez hablamos de ti, ni te mentamos. Casi nunca eres oportuna ni bienvenida cuando apareces y, cuando deberías serlo, llegas tarde. Has conseguido que suframos, que lloremos y que rara vez te entendamos. Se ha pretendido que seas algo así como el espíritu del mal y te pintan siempre oscura.
A veces se te considera como una transición por miedo a aceptar tu propuesta, otras veces eres, dicen, el inicio de una nueva etapa. Otros te invocan como vehículo hacia nuevas realidades, hacia nuevos viajes, hasta dicen de ti que nos haces volver al inicio de todo. Para muchos eres el terminar.
Sin embargo eres la pieza que cierra el puzzle. Nos pones a todos con los pies en el suelo, tocando a la tierra de donde venimos y nos proporcionas una ración de realidad que siempre nos duele y que casi nunca admitimos.
Pretendo imaginarte guapa, interesante, esbelta, justa, solidaria. Eres una compañera de viaje que hacemos desaparecer demasiado a menudo y que aunque siempre estás a nuestro lado no te integramos en nuestras vidas. Te evitamos, te rechazamos, te negamos.
Deberíamos ser tus amigos, tus cómplices y, sinceramente, no sabemos como hacerlo y tú no nos ayudas. ¿Dónde estás ahora?
Te necesitamos al lado permanentemente, que nos expliques, que nos acompañes. Todos reconocemos que las luces son bonitas porque hay sombras, pero éstas siguen sin gustarnos. ¿Qué contradicción? Sin un anverso no hay un reverso. Sin calor no habría frío. Necesitamos el opuesto para ser. Necesitamos el complemento para darnos cuenta de la belleza de cada parte. El blanco necesita al negro. Sin compensación entre el positivo y el negativo ni el positivo existiría.
En tu caso somos egoístas, absurdos y nos engañamos consecuentemente. No lo podemos evitar. Los sentimientos que hemos generado dentro, que nos han inculcado desde niños te han evitado, te han ninguneado, y nadie te quiere, nadie te comprende, nadie te admite.
Yo quiero quererte. Quiero comprenderte. Quiero aceptarte como eres. Necesito transmitir a los demás que no eres maldita, que no eres rencorosa, que tus genes guiados por el dios de las probabilidades te hacen cumplir con tu compromiso, con tu obligación. Te necesitamos como la noche al día, como el aire que respiramos. Entonces ¿por qué te odiamos?, ¿por qué casi nunca te comprendemos?
Quiero que me acompañes, que estés a mi lado, no para recordarme que estas ahí, sino para irnos conociendo y poder hacer ese trayecto como buenos amigos. Sin miedos.
No quiero lágrimas en los que dejo porque me vaya un día contigo. No quiero sentimientos tristes en mi partida. Quiero alegría y paz interior. Quiero comprensión y agradecimiento. No quiero rezos, ni lloros, ni ojos húmedos. Mi viaje ha tenido desde siempre un principio y un final, aunque lo escondamos detrás de una niebla que impedimos que desaparezca. Nos engañamos porque realmente esa niebla solo aparece en nuestra imaginación.
Soy, somos, unos privilegiados. Hemos existido cuando lo normal es no existir. Millones de probabilidades no han llegado a ocurrir jamás. Somos una probabilidad entre millones y millones de posibilidades. Y al existir podríamos haber existido principalmente para sufrir. Se nos ha otorgado el milagro de poder “ser”. Hemos podido sentir, amar, ver la luz, sentirnos vivos, dudar, temer, reír. Nos ha sido dada la posibilidad de pensar, de abrazar, de besar, de querer, de ganar, de perder, de temblar, de llorar, de emocionarnos, de leer, de mirar, de admirar, de escuchar música, de sentir el mar, las montañas, el frío y el calor, de ver las estrellas, de … ¿Qué más queremos? Seamos agradecidos.
Hemos podido disfrutar unas décadas de todo eso cuando somos una dichosa excepción, solo existe un número ridículamente ínfimo de posibilidades de que podamos vivir en los millones y millones de eones que nos preceden y de eternidades que nos suceden.
Sólo por eso quiero ser tu compañero, amiga muerte. Estaremos una eternidad juntos.
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"Hemos de ser amigos de nuestros compañeros de viaje" Yo
Tú que nos adoras. Siempre nos esperas, muchas veces por sorpresa, en cualquier recoveco del camino y siempre al final. No perdonas ni absuelves a nadie y eso te hace justa e injusta a la vez. Has conseguido que te temamos tanto que en nuestras conversaciones rara vez hablamos de ti, ni te mentamos. Casi nunca eres oportuna ni bienvenida cuando apareces y, cuando deberías serlo, llegas tarde. Has conseguido que suframos, que lloremos y que rara vez te entendamos. Se ha pretendido que seas algo así como el espíritu del mal y te pintan siempre oscura.
A veces se te considera como una transición por miedo a aceptar tu propuesta, otras veces eres, dicen, el inicio de una nueva etapa. Otros te invocan como vehículo hacia nuevas realidades, hacia nuevos viajes, hasta dicen de ti que nos haces volver al inicio de todo. Para muchos eres el terminar.
Sin embargo eres la pieza que cierra el puzzle. Nos pones a todos con los pies en el suelo, tocando a la tierra de donde venimos y nos proporcionas una ración de realidad que siempre nos duele y que casi nunca admitimos.
Pretendo imaginarte guapa, interesante, esbelta, justa, solidaria. Eres una compañera de viaje que hacemos desaparecer demasiado a menudo y que aunque siempre estás a nuestro lado no te integramos en nuestras vidas. Te evitamos, te rechazamos, te negamos.
Deberíamos ser tus amigos, tus cómplices y, sinceramente, no sabemos como hacerlo y tú no nos ayudas. ¿Dónde estás ahora?
Te necesitamos al lado permanentemente, que nos expliques, que nos acompañes. Todos reconocemos que las luces son bonitas porque hay sombras, pero éstas siguen sin gustarnos. ¿Qué contradicción? Sin un anverso no hay un reverso. Sin calor no habría frío. Necesitamos el opuesto para ser. Necesitamos el complemento para darnos cuenta de la belleza de cada parte. El blanco necesita al negro. Sin compensación entre el positivo y el negativo ni el positivo existiría.
En tu caso somos egoístas, absurdos y nos engañamos consecuentemente. No lo podemos evitar. Los sentimientos que hemos generado dentro, que nos han inculcado desde niños te han evitado, te han ninguneado, y nadie te quiere, nadie te comprende, nadie te admite.
Yo quiero quererte. Quiero comprenderte. Quiero aceptarte como eres. Necesito transmitir a los demás que no eres maldita, que no eres rencorosa, que tus genes guiados por el dios de las probabilidades te hacen cumplir con tu compromiso, con tu obligación. Te necesitamos como la noche al día, como el aire que respiramos. Entonces ¿por qué te odiamos?, ¿por qué casi nunca te comprendemos?
Quiero que me acompañes, que estés a mi lado, no para recordarme que estas ahí, sino para irnos conociendo y poder hacer ese trayecto como buenos amigos. Sin miedos.
No quiero lágrimas en los que dejo porque me vaya un día contigo. No quiero sentimientos tristes en mi partida. Quiero alegría y paz interior. Quiero comprensión y agradecimiento. No quiero rezos, ni lloros, ni ojos húmedos. Mi viaje ha tenido desde siempre un principio y un final, aunque lo escondamos detrás de una niebla que impedimos que desaparezca. Nos engañamos porque realmente esa niebla solo aparece en nuestra imaginación.
Soy, somos, unos privilegiados. Hemos existido cuando lo normal es no existir. Millones de probabilidades no han llegado a ocurrir jamás. Somos una probabilidad entre millones y millones de posibilidades. Y al existir podríamos haber existido principalmente para sufrir. Se nos ha otorgado el milagro de poder “ser”. Hemos podido sentir, amar, ver la luz, sentirnos vivos, dudar, temer, reír. Nos ha sido dada la posibilidad de pensar, de abrazar, de besar, de querer, de ganar, de perder, de temblar, de llorar, de emocionarnos, de leer, de mirar, de admirar, de escuchar música, de sentir el mar, las montañas, el frío y el calor, de ver las estrellas, de … ¿Qué más queremos? Seamos agradecidos.
Hemos podido disfrutar unas décadas de todo eso cuando somos una dichosa excepción, solo existe un número ridículamente ínfimo de posibilidades de que podamos vivir en los millones y millones de eones que nos preceden y de eternidades que nos suceden.
Sólo por eso quiero ser tu compañero, amiga muerte. Estaremos una eternidad juntos.
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sábado, 31 de enero de 2009
Lluvia
Desgraciadamente solo en épocas de sequía nos damos cuenta de que el agua es tan importante como el aire para la viabilidad del proyecto humano.
Tantas veces no deseada en aras a nuestra adoración al sol, la lluvia aparece como un dios menor, como una necesidad para nuestros campos y para no morirnos de sed, pero al fin y al cabo un incordio. Cuántas veces hemos dicho frases como "desgraciadamente llueve”. Hasta el hombre del tiempo nos dice que se avecina borrasca, que viene mal tiempo (quiere decir que lloverá). Cuando planificamos un viaje siempre preguntamos ¿y llueve mucho? ¿debemos llevar impermeables?
Hemos convertido a la lluvia en un inconveniente. En algo incorrecto, indecoroso, inadecuado. Hasta, diría, en algo políticamente incorrecto. Más que un dios menor a la lluvia se la considera como un antidios, como un demonio.
Sin embargo la lluvia es simplemente lo contrapuesto a la no lluvia. Como el día lo es de la noche y no por ello la noche es maldita. Como la mañana de la tarde, como el amanecer del atardecer, como la salida del sol y su puesta y sin embargo no satanizamos lo opuesto. Forma parte de nosotros, de nuestro universo. Para cada paso hacia arriba habrá uno que descenderá, para cada nuevo día habrá una nueva noche. Los días no existirían sin las noches, como las luces no existirían sin las sombras. Los polos opuestos se necesitan, se obligan, se atraen, se aman. La no lluvia no existiría sin la lluvia.
Nuestra cultura, como la de los egipcios, adora al dios sol. Decimos que nos da la vida, el calor, que sin él no existiríamos. Ese sol también nos da la noche, el día. Pero también nos quema, nos seca, nos reseca, nos pudre. La lluvia nos es tan imprescindible como ese sol.
La lluvia es riqueza, es armonía. Es fuente de vida. Los verdes prados, los arroyos, la vegetación tropical, las flores, las plantas son símbolos de belleza, de riqueza, de bienestar, los campos de trigo, las plantaciones de café, los ríos. La sequía, al contrario, simboliza el fin, la destrucción. Como a veces el fuego.
Debemos iniciarnos en la cultura del agua, de la lluvia. La naturaleza nos da lo mejor de sí misma cuando es capaz de alternar el calor del sol con la lluvia en proporciones idóneas. Esa agua bendita que riega nuestros campos, que llena nuestros pantanos, que embellece nuestro entorno, ese bien preciado, y cada vez más, es un don de los dioses que debemos disfrutar.
Nunca olvidaré estando en una selva tropical, solo, en una casa de madera viendo desde el balcón durante tres horas como una densísima lluvia amamantaba la tierra. Llovía a mares y la tierra iba absorbiendo toda el agua, sin dejar apenas rastro, como una esponja. A su lado la vegetación se alegraba de ese preciado bien, hasta la palmeras parecían agradecer esa dicha. Las plantas y la tierra casi hablaban de la alegría que experimentaban con esa rica lluvia. Fue una experiencia fantástica. La naturaleza en su apogeo dándose completamente, ofreciéndonos sus tesoros. El sonido reflejaba que estamos vivos, que la tierra respiraba y que se abría para recibir ese don divino. Durante esas tres horas floté, nadé en un mundo de abundancia, de felicidad, de agua. Sin ahogarme.
Apreciemos esa lluvia como lo que es y digámosle al hombre del tiempo que cambie su inapropiada jerga por una más correcta. La lluvia es también buen tiempo ¡!!
Viva el dios de la LLUVIA !!!
Tantas veces no deseada en aras a nuestra adoración al sol, la lluvia aparece como un dios menor, como una necesidad para nuestros campos y para no morirnos de sed, pero al fin y al cabo un incordio. Cuántas veces hemos dicho frases como "desgraciadamente llueve”. Hasta el hombre del tiempo nos dice que se avecina borrasca, que viene mal tiempo (quiere decir que lloverá). Cuando planificamos un viaje siempre preguntamos ¿y llueve mucho? ¿debemos llevar impermeables?
Hemos convertido a la lluvia en un inconveniente. En algo incorrecto, indecoroso, inadecuado. Hasta, diría, en algo políticamente incorrecto. Más que un dios menor a la lluvia se la considera como un antidios, como un demonio.
Sin embargo la lluvia es simplemente lo contrapuesto a la no lluvia. Como el día lo es de la noche y no por ello la noche es maldita. Como la mañana de la tarde, como el amanecer del atardecer, como la salida del sol y su puesta y sin embargo no satanizamos lo opuesto. Forma parte de nosotros, de nuestro universo. Para cada paso hacia arriba habrá uno que descenderá, para cada nuevo día habrá una nueva noche. Los días no existirían sin las noches, como las luces no existirían sin las sombras. Los polos opuestos se necesitan, se obligan, se atraen, se aman. La no lluvia no existiría sin la lluvia.
Nuestra cultura, como la de los egipcios, adora al dios sol. Decimos que nos da la vida, el calor, que sin él no existiríamos. Ese sol también nos da la noche, el día. Pero también nos quema, nos seca, nos reseca, nos pudre. La lluvia nos es tan imprescindible como ese sol.
La lluvia es riqueza, es armonía. Es fuente de vida. Los verdes prados, los arroyos, la vegetación tropical, las flores, las plantas son símbolos de belleza, de riqueza, de bienestar, los campos de trigo, las plantaciones de café, los ríos. La sequía, al contrario, simboliza el fin, la destrucción. Como a veces el fuego.
Debemos iniciarnos en la cultura del agua, de la lluvia. La naturaleza nos da lo mejor de sí misma cuando es capaz de alternar el calor del sol con la lluvia en proporciones idóneas. Esa agua bendita que riega nuestros campos, que llena nuestros pantanos, que embellece nuestro entorno, ese bien preciado, y cada vez más, es un don de los dioses que debemos disfrutar.
Nunca olvidaré estando en una selva tropical, solo, en una casa de madera viendo desde el balcón durante tres horas como una densísima lluvia amamantaba la tierra. Llovía a mares y la tierra iba absorbiendo toda el agua, sin dejar apenas rastro, como una esponja. A su lado la vegetación se alegraba de ese preciado bien, hasta la palmeras parecían agradecer esa dicha. Las plantas y la tierra casi hablaban de la alegría que experimentaban con esa rica lluvia. Fue una experiencia fantástica. La naturaleza en su apogeo dándose completamente, ofreciéndonos sus tesoros. El sonido reflejaba que estamos vivos, que la tierra respiraba y que se abría para recibir ese don divino. Durante esas tres horas floté, nadé en un mundo de abundancia, de felicidad, de agua. Sin ahogarme.
Apreciemos esa lluvia como lo que es y digámosle al hombre del tiempo que cambie su inapropiada jerga por una más correcta. La lluvia es también buen tiempo ¡!!
Viva el dios de la LLUVIA !!!
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